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Siddhartha y su búsqueda

  • Foto del escritor: Gloria
    Gloria
  • 13 abr 2020
  • 5 Min. de lectura


La historia:

Un joven que siente la necesidad de encontrar la verdad de su vida.

No cree que la verdad que le enseñaron desde niño sea la que le vaya a hacer completamente feliz, así que con la ayuda de su mejor amigo, comienza a buscar y a crearse su propio camino.

Pág.11: “Y el vaso no estaba colmado, el alma no estaba satisfecha, el espíritu no estaba sereno, el corazón no estaba callado.”

Así, medita con muchos sabios y aprende de muchas doctrinas, pero… sigue sin encontrar lo que andaba buscando.

Pág. 25: “Tengo sed, ¡oh, Govinda!, y en este largo camino del samana mi sed no ha disminuído en nada.”

Podría ser la vida de cualquier persona ¿no? Efectivamente, esto es lo que hace que el libro conecte tanto con quienes lo leen.

Siddhartha va recorriendo todos los caminos de su vida; viviéndolo todo.


Deja la meditación para hacerse comerciante y vivir con una cortesana de la que se enamora y ahí conoce la experiencia de ser un “Niño-Hombre” con los que no siente del todo que pertenece, sino que más bien los observa desde lejos intentando imitarles. De ellos dice:

Pág. 81: “Siempre los había mirado con algo de burla, con un poco de engreído desprecio [...], y no obstante los envidiaba, los envidiaba tanto más cuanto más se iba pareciendo a ellos. [...] Por la excitación de sus alegrías e inquietudes, por la egoísta, pero dulce felicidad de su perpetuo enamoramiento. Estos hombres siempre estaban enamorados de sí mismos, de sus mujeres, de sus hijos, de sus proyectos o ilusiones.”

Como leéis en este párrafo, Siddhartha no llega a encontrar su lugar ahí, así que sigue moviéndose. Lo abandona. Lo deja marchar. Y haciéndolo se siente desgraciado y perdido.

Pág. 92: “En las aguas se reflejó un espantoso vacío, en respuesta al espantoso vacío de su alma.”

Hasta que entiende, que para conseguir su iluminación había de vivirlo todo, incluído ese momento.

Pág. 101: “Pero tenía que ser de esa manera; mis ojos sonreían y mi corazón decía sí. Tuve que soportar la desesperación, tuve que hundirme hasta el pensamiento del suicidio para poder dormir otra vez como es debido.[...] Tuve que pecar para seguir viviendo”.
Pág. 102: “Es muy bueno –se decía– Probar por sí mismo todo lo que se necesita aprender.”

Pero la historia no acaba ahí, Siddhartha sigue buscando, y por lo tanto, sufriendo. Hasta que entiende que la única manera de hallar la paz es dejar de buscarla.


Moralejas:

– La iluminación se consigue a través de la vivencia de la totalidad de las experiencias humanas.

Es decir, para encontrar la paz; para saber qué es exactamente lo que quieres, tienes que vivirlo todo. Lo bueno y lo malo.


– La vida es desprenderse; dejar ir.

Pág. 85: “En la hermosa cara de Kamala estaba escrita la extenuación de haber recorrido un camino demasiado largo que no tenía ningún final alegre...Extenuación y el empezar a marchitarse.”

– Es necesario aceptar tu camino y el camino de los otros.

Siddhartha cuando es joven se marcha de su casa, y su padre tiene que aceptarlo. Así lo hace y le dice:

Pág. 17: “Si en el bosque hallas la felicidad, vuelve y muéstrame cómo ser feliz. Si encuentras el desencanto, entonces vuelve y los dos ofrendaremos a los dioses.”

Cuando es viejo tiene que aceptar la misma pérdida de su hijo.

Pág. 124: “¿De verdad crees que hiciste todas esas locuras para ahorrárselas a tu hijo?”

– Es importante escuchar a nuestro interior.

Pág. 76: “La mayoría de los seres humanos son como hojas que caen del árbol, revolotean en el viento, titubean y caen al suelo. Pero otros, sólo unos pocos, son como estrellas que recorren un sendero fijo, el viento no las alcanza y llevan su propia ley y su propio mundo dentro de sí”.

– Dejar de buscar y entonces encontrar, porque la búsqueda solo nos provoca dolor.

Pág. 140: “Siddhartha dejó de luchar contra el destino. Dejó de sufrir. En su cara floreció la imperturbabilidad del saber, al que ninguna voluntad se opone.”
Pág. 144: “–Venerable amigo ¿Qué puedo decirte? ¿Tal vez que buscas demasiado? ¿Que no hallas nada por tanto buscar?
– ¿Pero cómo es eso? –preguntó Govinda.
– Cuando alguien busca –dijo Siddhartha–, frecuentemente sucede con facilidad que sus ojos únicamente ven la cosa que anda buscando, que no puede hallar nada, que no deja entrar nada en su interior, porque siempre está pensando en lo que está buscando, porque tiene un objetivo, porque está poseído por ese objetivo. Buscar significa tener un objetivo. Pero hallar significa ser libre, estar abierto a todo, no tener un objetivo.”


– Unidad: ya lo somos todo.

Cuando vivimos lo bueno, vivimos también lo malo; y viceversa. Por lo que ya lo tenemos todo en la vida, no tenemos que buscarlo.

Pág. 148: “Cada instante es en sí perfecto. Todo pecado trae en sí la gracia; todo niño lleva ya en sí al viejo; todo agonizante, la vida eterna; todo recién nacido, la muerte.”

– No crearse expectativas o idealizaciones de la realidad (que son las que llevan al deseo de búsqueda constante).

Pág. 148: “Para aprender a querer al mundo, para no compararlo otra vez con cualquiera de los mundos anhelados o soñados por mí; con cualquiera de los modos de perfección pensados por mí; sino dejarlo como es, amarlo tal cual es y pertenecer gustoso a él.”

– Las doctrinas no son válidas para todas las personas.

Cada uno tiene que crear su propia doctrina viviendo en el amor. El amor, por tanto, es lo único universal y verdadero.

Pág. 147: “¡Lo opuesto de cada verdad es igualmente verdadero!”
Pág. 150: “Dicho más claramente, de los pensamientos no espero mucho. Espero más de las cosas.”
Pág. 151: “Y precisamente esto forma una doctrina de la que te puedes reír: el amor ¡oh, amigo!, creo que es el motivo de todo. Explorar el mundo, explicarlo, despreciarlo, quizá sea tarea de los grandes pensadores. Pero a mí únicamente me queda poder amar al mundo, poder contemplarle a él y a mí y a todos los demás seres con admiración, respeto y amor.”

Los personajes fundamentales que ayudan a Siddhartha a encontrarse son:

– Govinda: amigo fiel que en un punto determinado de la novela decide emprender otro camino que no corresponde con el de Siddhartha, puesto a que él sí que cree en las enseñanzas de los maestros respetables que han tenido, Mientras que Siddhartha puede encontrar la verdad a través de su propia verdad.

Pág. 44: “Me ha robado a un amigo que creía en mí y ahora cree en él. [...] Pero me ha obsequiado a mí mismo, a Siddhartha.”

– Kamala: cortesana de bella apariencia que le enseña a Siddhartha el arte del amor y con él lo que lleva consigo el apego y la vida de los “Niños-hombres”, que son aquellos sumidos en deseos y alejados de su yo interior.

Pág. 61: “El amor se puede pedir, comprar, recibirlo como un obsequio, hallarlo en la calle, pero jamás se puede robar.”

– Vasudeva: es un barquero humilde y sabio que no habla mucho. Para Siddhartha fue una guía externa, pero Vasudeva no le dice nunca cuál es el significado de la vida, ni qué hacer. Y sin embargo es la persona más acercada a Dios en la vida de nuestro protagonista.


Conclusiones:

Mi conclusión personal...O mejor dicho, plantil (porque soy una planta), es que el libro de Siddhartha representa la búsqueda que todos hacemos en algún punto de nuestras vidas, de algún ideal que inocentemente nos hemos creado en nuestra cabeza.

Tener un objetivo; buscar ese ideal, nos trae sufrimiento porque nos aleja de la realidad, del momento presente.

Ya lo tenemos todo. Somos el todo; somos la unidad. Y dedicándonos al presente y al amor hallaremos la felicidad.


O eso leo en Siddhartha, pero ante todo sólo una misma puede encontrar su verdad.




 
 
 

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