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Baudelaire y la lucha entre contrarios

  • Foto del escritor: Gloria
    Gloria
  • 17 nov 2019
  • 2 Min. de lectura

A Baudelaire le gustaba hablar de la lucha entre términos contrarios; de amar y odiar la misma cosa.

Decía él mismo

"Desde la niñez sentí en mi corazón dos sentimientos contradictorios, el éxtasis de la vida y el horror de la vida"

La belleza y sus términos

Baudelaire en el texto “El pintor de la vida moderna” dice que la belleza es la forma en la que está constituida la sociedad.


Esa forma consta de dos partes: lo eterno o inmutable y lo fugaz o cambiante.


Saca estas partes de la religión cristiana y los conceptos de alma y cuerpo.

Estas partes son las dos mitades de un todo, existen en conjunto.


La belleza en las corrientes artísticas

Esto se deja ver en las corrientes artísticas de cada época:

la belleza inmutable permanece y lo que varía es la belleza cambiante.


Manet "Almuerzo sobre la hierba"


En este cuadro, Manet pintó en forma de mujeres a las dos bellezas de Baudelaire:


La primera, eterna, se deja ver al fondo del cuadro. Una mujer atemporal, vestida de blanco. Que bien podría ser de la época impresionista o bien anterior...inmutable.


La segunda, mutable, es la mujer que nos mira desnuda en la parte central-izquierda. Es una belleza mutable, pues la delgadez, color de piel, pelo etc se ajustan a los cánones de la época en la que se pintó.


Naturaleza y sociedad para Baudelaire

Naturaleza y sociedad constituyen los dos polos opuestos.


En primer lugar, la naturaleza para Baudelaire representa la crueldad, como un animal destrozando a otro para comérselo.

Dice explícitamente:

"Mueve al hombre a matar a su semejante, a comérselo, a secuestrarlo, a torturarlo; pues, en cuanto salimos del orden de la necesidad para entrar en el del lujo y los placeres, vemos que la naturaleza solo puede aconsejar el crimen"

Por esto mismo, la otra cara de la moneda es la sociedad, en la cual, según Baudelaire estamos obligados a estar.

Esto se refleja muy bien en su poema “Albatros”:


Por distraerse, a veces, suelen los marineros

Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,

Que siguen, indolentes compañeros de viaje,

Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,

Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,

Dejan penosamente arrastrando las alas,

Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!

Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!

¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,

Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,

Que habita la tormenta y ríe del ballestero.

Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,

Sus alas de gigante le impiden caminar.


Baudelaire compara al poeta con el albatros, ambos tienen sus mundos, el poeta la poesía y el albatros el cielo, y ambos desean permanecer en su mundo a pesar de verse obligados a estar en la sociedad.


Conclusiones

La producción artística de Baudelaire vino marcada por esta idea de términos opuestos que plasmó en diversos ámbitos y temas.

 
 
 

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